Si durante todo el año es importante controlar la presión de los neumáticos, en verano aún más. La suma de una baja presión con las altas temperaturas del asfalto lo convierte en una bomba.
Los neumáticos con presiones bajas se deforman más que aquellos con un inflado correcto. Al incrementarse la superficie de la cubierta en contacto con el suelo, también aumentan las partes de la goma que tocan la estructura interna del neumático y, en consecuencia, la fricción hace subir la temperatura del conjunto. Si a esto le añadimos los casi 80 grados que puede alcanzar el asfalto durante esta época del año, las posibilidades de sufrir un reventón se multiplican por 5, ya que el aire contenido en el neumático se calienta de forma exponencial aumentando la presión que ejerce sobre la propia cubierta. El resultado final es un reventón por el punto más débil, la unión entre banda de rodadura y flancos del neumático.
Por eso, en Pneumàtics Guerrero recordamos a nuestros clientes la importancia de revisar las presiones una vez al mes, y siempre antes de un viaje largo, para evitar los riesgos de mezclar calor extremo en el ambiente y en el asfalto con neumáticos a baja presión.